1 - Anaquía vírica. Los personajes viven atrapados en una realidad virtual idílica gestionada por la IA del satélite Borealis. Hogar digital al que se vieron obligados a huir cuando la civilización humana colapsó a causa de una especie de virus digital. Sin embargo, Dygma manipuló el código de Borealis y dañó accidentalmente su estabilidad, provocando una fragmentación exponencial de entornos virtuales y copias mentales, por lo que se vieron obligados a encontrar una forma con la que acumular energía clandestinamente a través de nodos de transferencia para intentar reparar el código o huir a la Tierra. No hay energía para todo. En este momento, una o varias copias de sus mentes están en una misma burbuja/entorno virtual que está a punto de colapsar en mil pedazos. Y empiezan sospechar el virus puede haber entrado al satélite (de Juan F. Donoso).
2 - Cisma covenanter. Los personajes viven atrapados en una realidad virtual que simula Edimburgo en el siglo XVII, gestionada por la IA del satélite Borealis. Hogar digital al que se vieron obligados a huir cuando la civilización humana colapsó. Sin embargo, Borealis sufrió un fallo crítico y empezó a reescribir las mentes humanas al considerarlas software disfuncional y ser incapaz de reprogramarlas directamente, por lo que se vieron obligados a encontrar una forma con la que acumular energía clandestinamente a través de nodos de transferencia para intentar reiniciar la IA o huir a la Tierra. No hay energía para todo. En este momento, han sido apresados, tras su derrota en la batalla de Bothwell Bridge, por los hombres de Bloody McKenzie, abogado real de su majestad Carlos II de Inglaterra y encerrados en la prisión del cementerio de Greyfriars por afiliación a los Covenanters. Y muy pocos recuerdan ya la realidad (de Juan F. Donoso).
3 - Tabula rasa. Los personajes viven atrapados en una realidad virtual idílica gestionada por la IA del satélite Borealis. Hogar digital al que se vieron obligados a huir cuando la civilización humana colapsó por culpa de un estímulo que fundía el cerebro. Sin embargo, han pasado siglos y la población de Borealis empieza a preguntarse si será seguro bajar a la Tierra y recuperar su antiguo hogar. Alguien se aventuró y no se volvió a tener noticias suyas, por lo que se vieron obligados a encontrar una forma con la que acumular energía clandestinamente a través de nodos de transferencia para llegar a la Tierra. En este momento, están en la Tierra, pero sus opciones son críticas. Los nodos de transferencia del satélite se han dañado, las baterías de los cuerpos que los alojan están punto de agotarse y no tienen pistas clave de dónde fue la persona que buscan (de Juan F. Donoso).
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