1 - Cenizas de los hombres (por D. Ryalbran). Hace siglos que los Tribunos desaparecieron dejando solo la santidad de su creación. La blanca arquitectura marmórea de su ciudad había ocupado todo el continente, elevando a sus creadores a la divinidad de la Razón Absoluta, siendo abrazados por el Demiurgo como sus verdaderos hijos. Nosotros, sus herederos, debíamos mantener la perfección magnificente de su obra y extenderla por todos los eones.
2 - Carne de caracol (por Carlos Borrás). Todo aquel que haya probado la carne de caracol sabe que pocos alimentos son capaces de si quiera igualar el sabor de tan exquisito manjar. Fuera del bosque es prácticamente imposible encontrar a estos animales, y aquellos que habitan las zonas húmedas de Kalduhr son tan raros y pequeños que no hacen más que aumentar la terrible gula que el solo olor de su carne provoca. La leyenda habla de un lugar dentro de la arboleda en el que descansan los enormes cadáveres de antiguos caracoles, y rumores susurrados entre dientes podridos aseguran que sus vacías caracolas aún conservan algo de carne. Ninguno de los exploradores que haya salido en busca de esta pulpa legendaria ha regresado, pero vosotros no sois como ellos... vosotros conocéis el terreno, vais mejor equipados y habéis comido la suficiente cantidad de carne de caracol como para que cualquier otro alimento os sepa a basura. Queréis lo que las espirales ocultan, necesitáis lo que las espirales ocultan...
3 - El Árbol Áureo (por Álvaro Díaz). Como todos los que ya fueron y todos los que vendrán tras vosotros, comenzáis el Peregrinaje. El Árbol Áureo domina en todo momento vuestra marcha, observa vuestros actos y bendice vuestros pasos. Pocos son los que llegaron y comieron del fruto, aún menos a los que el árbol permitió llevarse semillas. Nadie ha tocado nunca el corazón del árbol dorado. Largo camino habéis recorrido hasta llegar a la legendaria ciudad de oror y marfil: Leyndel, la capital del Reino. Posiblemente el lugar más bello de las Tierras Intermedias.
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